A la simetría de dos bocas, la tuya y la mía
somos convocados por la divinidad del fuego,
en que el recogimiento carnal y refulgente
de la verticalidad poética de los sentidos
nos nace y nos germina a la fusión de ser uno…
… y nos procrea en la santificación de un beso.
Se celebran,
mientras se anudan emigrándose
los unos a los otros, los sentidos,
esos que nos viven y nos poseen
hambrientos de muelles y puertos
magnéticos de negativos y positivos
grandiosos en tempestades y diluvios
explosivos de soles y volcanes
se celebran, se despojan, se deletrean
sin paréntesis ni puntos suspensivos
se emergen, se estallan, se lían
mientras copulan su coexistencia…
pero no se sacian de la locura ésta
de descubrirse al amarse.
Antonio Correa.
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